8M: Conmemoración del Día Internacional de la Mujer las Mujeres

Blog 1 Este 8 de marzo se conmemora un año más el Día Internacional de la Mujer, el cuál fue instaurado desde 1975 por las Naciones Unidas con el fin de establecer una fecha para recordar las intensivas luchas que las mujeres de múltiples regiones del mundo han realizado para reivindicar sus derechos, incluso dejando su vida en el intento. Al día de hoy, el nombre formal de esta conmemoración sigue refiriéndose al singular “mujer”, lo cuál si bien podría parecernos una insignificancia de lenguaje, tiene importantes implicaciones para la comprensión de una fecha y una lucha tan trascendental. Históricamente, nos hemos referido a “mujer” y “hombre” obviando las diferencias en historias, vivencias, retos, fortalezas, oportunidades y sobre todo desigualdades que experimentamos en nuestra diversidad. En 1989 Kimberlé Williams Crenshaw, académica estadounidense, acuñó el término interseccionalidad, el cual, permite ver la forma en que distintas manifestaciones de desigualdad operan juntas y se exacerban entre si agravando la experiencia de discriminación. No se trata únicamente de historias distintas de vida, sino ver diferentes formas de desigualdad e inequidad que afectan el bienestar de las personas. Desde el enfoque interseccional, el sexo y género no son las únicas variables que debemos considerar al hablar de desigualdades, la edad, etnia, nacionalidad, estatus migratorio, situación socioeconómica, orientación sexual, identidad de género, educación, habilidades, condición de discapacidad, entre otras variables, hacen obligatorio hablar de “mujeres” y “hombres”. Conmemorar el Día Internacional de las Mujeres implica reconocer que, es una fecha y un mes en general para reconocer las desigualdades actuales y el camino que falta por recorrer para el alcance de la igualdad de género desde una perspectiva interseccional, entendiendo y atendiendo las necesidades diversas de todas las mujeres. Cuando no consideramos el enfoque interseccional, las probabilidades de que nuestras conductas y relaciones estén marcadas por estereotipos y por ende que generemos discriminaciones es muy alta. ¿Por qué seguimos conmemorando y lo hacemos desde un enfoque interseccional? Los datos son una excelente fuente para comprender las realidades humanas y por supuesto las desigualdades que experimentamos aún las mujeres en el mundo. A pesar de que no todas las organizaciones, países o empresas segregan sus datos con enfoque interseccional, existen algunos que permiten comprender como las brechas que buscamos cerrar no solo están presenten aún, sino que se viven de manera diferenciada según las intersecciones de las que hablemos. En 2022 perdimos a más de 4000 mujeres víctimas de femicidio en América Latina. De acuerdo con datos de ONU Mujeres, los porcentajes de brecha salarial en el mundo llegan hasta un 23% en desventaja para las mujeres. La tasa de desempleo de las mujeres en Costa Rica en 2022 fue de 16,5% y la de los hombres de 8.9% El 70% de las personas pobres en el mundo son mujeres según Naciones Unidas. Según el BID, las mujeres negras con menos de 3 años de educación ganan hasta 2,5 veces menos que hombres blancos con el mismo nivel educativo. Según al CEDAW, las mujeres indígenas están más expuestas a pobreza, bajos niveles de educación y altos niveles de analfabetismo, limitaciones en acceso a servicios salud, sanidad básica, créditos y al empleo, esto mientras cuentan con limitada participación política y experimentan violencia doméstica y sexual. Según la OIT, en 60 países del mundo, la tasa de inactividad de las mujeres con discapacidad no sólo es superior a la de las mujeres sin discapacidad, sino también a la de los hombres con y sin discapacidad. La expectativa de vida de las personas trans (incluyendo mujeres trans) en el mundo es entre 35 y 37 años. Esto derivado de una serie de exclusiones y violencias que vive esta población a lo largo de su vida y desde edades muy tempranas a nivel educativo, laboral, en la salud, entre otras. Según ONU Mujeres, Las mujeres representan en promedio el 43 por ciento de la fuerza de trabajo agrícola en los países en desarrollo, pero controlan menos tierras que los hombres y además tienen un acceso limitado a los insumos, las semillas, el crédito y los servicios de extensión. Menos del 20 por ciento de quienes poseen tierras son mujeres ¿Qué podemos hacer para considerar la inclusión interseccional? Revisar nuestros propios sesgos. Realizar un autoanálisis y cuestionar las ideas previas y aprendizajes sobre la socialización de hombres y mujeres en su diversidad. Cuestionarse continuamente. En cada acción que ejecute en su trabajo, espacios sociales, familiares, comunitarios, hágase preguntas básicas que conduzcan a que incorpore el enfoque de género interseccional, por ejemplo: ¿estoy considerando las necesidades y realidades diferenciadas de hombres y mujeres en su diversidad?, ¿mi acción aporta a la consecución de la igualdad de género?, ¿estoy reproduciendo estereotipos o ampliando brechas con mi acción?, ¿contribuyen mis acciones al empoderamiento de las mujeres y niñas?, ¿la información con la que cuento es suficiente o debo validar? Consultar empáticamente. Es imposible que una persona conozca todas las diferentes realidades que experimentan las mujeres y los hombres en su diversidad. Ante esto, es fundamental no asumir y consultar desde una posición empática por las realidades, necesidades, retos y fortaleza de la persona. Rodearse de personas diversas: Según los últimos estudios sobre la inclusión, una de las principales y más exitosas claves para ser personas conscientemente más inclusivas es rodearnos de la diversidad. Mantener contacto cercano con personas distintas a nosotros y nosotras, donde otras variables humanas interactúen nos permite no solo romper mitos sobre estas personas o grupos y sus realidades, sino también conectar con ellas y comprenderles mucho mejor. Al mismo tiempo, me conozco y reconozco frente a esa diversidad y como parte de ella. Aplicando conscientemente estas sencillas acciones, estaremos creando inclusión y sobre todo apoyando a reducir los 132 años que según el Foro Económico Mundial, quedan para lograr la igualdad de género (desde el enfoque interseccional).   Natalia Aguilar Céspedes Consultora Efecto Boomerang